miércoles, 26 de septiembre de 2007

Dawn of the dead.

Un tal Zack no-sé-cuántos retoma el romeriano centro comercial sitiado por miríadas de zombies hambrientos, con el marido de mi adorada Pat en “Médium” y Sarah Polley de prot-agónicos -disculpen, he caído en la tentación…-. Del primero decir que está tan bien como siempre. De la segunda, un tanto lo mismo: da igual que la persigan zombies sedientos de sangre fresca que que la deshaucien en uno de esos filmes-compresa de la Coixet, ella a lo suyo: gesto incorruptible, cara de “raíz cuadrada de 725” según método Triviani.
Jake Weber: "¿Qué he hecho yo para merecer esto?"

Cinta correcta, premio para maquillaje -fundamental, ¡claro!- y foto -mu modenna- y para los efectos, que si los hay digitales -que los habrá- están perfectamente enmascarados, algo que no podemos decir de la inmensa mayoría de la producción actual. A mí, qué quieren que les diga, me encantan momentos como ese primer viaje en coche en el que acompañamos a Sarah entre el caos mañanero del amanecer muerto-viviente; ese pedacho de nigger incorruptible, con su inevitable devenir gayer respecto al entrañable armero tan bien armado -otro mal chiste, ¡agh!-; ese looser que asciende a prota una vez que el mundo deja de regirse por la ley de los bolseros del Wall Street y la experiencia de un vendedor de televisores “best price” revela su verdadera dimensión, situándolo en la cima de la pirámide… Ocurre, sin embargo, que todo en la trama es previsible. Todo. No hay sorpresas. Alguien hablará de esquema clásico. Es posible, pero a mí me resulta más cliché prefijado o tópico manido: ahora va tocando que muera otro… mmm… ah, sí, este. Bingo. Los mismo con el diseño de personajes: la rubia tonta, el pijo egoísta, el amigo del bueno… Y así. De ahí que la peli no pase de palomitas, falta sello de autor… ¡algo! Momentos entrañables como el “do it yourself” a la Equipo A (denominado, por cierto, “Los Magníficos”, en Perú y Ecuador, aunque esa es otra historia…), el “hall of fame contest” que se marcan los machos de la manada, o toda la violencia pirética y gore -como dice uno de los personajes: “no están vivos”, asín que dejemos el complejo de culpa y disfrutemos reventando cabezas-, no bastan para elevarla más allá de “una buena peli de zombies”. Que quizá no es poco.
Recuerden: apunten a la cabeza.

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