viernes, 28 de septiembre de 2007

G. A. S.

No, no hablamos en esta ocasión de ese estado de agregación de la materia que no tiene forma ni volumen propio, no. Hablamos del Gear Acquisition Syndrome (como tantas cosas molonas, esto nos llega de los States), que traducido viene a decir algo así como “Síndrome de Adquisición de Equipo”. ¿Qué equipo? Equipo para músicos aunque, como bien apunta Brett Ratner en su definición para Harmony Central, “el síndrome de adquisición de equipo es una enfermedad común hallada particularmente entre, aunque no limitada a, los guitarristas”. Bien. Como algunos de ustedes saben, servidor toca guitarra desde hace unos 16 años. (!).
El g.a.s. es popularizado y promovido a través de la red por los numerosos foros para guitarristas que existen en el mundo, y uno llega a veces a pensar si realmente todo esto no será más que un invento, una pantomima de los fabricantes que exaltan a los incautos de todos los rincones del planeta a una feroz compra-venta-intercambio de materiales de calidad muchas veces similar, todos en una loca aventura en busca de “el sonido”, y bueno, con esa cierta pérdida económica en cada paso. Aunque es un mundo tan divertido… ¡Ay!
El que esto escribe se ha visto expuesto desde hace tan solo cosa de un año, y las limitaciones económicas impiden que el síndrome se salga de madre (a dios gracias). A continuación, paso a detallarles mi actual rig -sí: ¡malditos extranjerismos!-:
Guitarras:
· Fender Squier Stratocaster, adquirida en 1992. A lo largo de los años le han sido practicadas multitud de modificaciones (mods, que dirían los doctos, una de las complicaciones más graves del g.a.s.), por lo que a día de hoy sólo conserva de la electrónica original dos pastillas -que no uso- y el mueble -esto es, la guitarra en sí, la madera sin cables ni tornillos-. Lleva “no de serie” selector, entrada de jack (ambos por vulgar y corriente avería), golpeador de tortuga -fíjense cómo me he fajado del extranjerísimo tortoise- (motivos meramente estéticos), selletas de grafito (llegó un momento en que las originales estilo vintage estaban echas polvo, y me decidí a probar un invento tan modenno como este, en teoría proporcionan mayor sustain y estabilidad, y prolongan la vida de las cuerdas), y lo más importante: una pastilla Seymour Duncan Hot Rails de doble bobinado en formato single en la posición mástil (cuerpo, graves, pegada, salida… in-cre-í-bles; esta pastilla consigue que un Marshall Valvestate suene de muerte).
· Fender Stratocaster Classic Player 60’s Strat. Una delicia. Aquí pueden ver cómo me recreo en su descripción.
· Fender Gemini II. Acústica. Un montón de años ya y suena que da gusto. ¡Ah!, mejor con calibre gordote, claro (de cuerdas, me refiero).
Squier Strat by Fender, 1992. Qué líneas...

Amplificación:
· Cabezal Engl Thunder 50 w. A válvulas. Amplificador moderno pero de sonido vintage. Tres canales (clean, crunch, lead) con ecualización, ganancia y master compartidos. Simple y efectivo.
· Pantalla 2x12 Jbg. Monta altavoces Jensen. Mueble impresionante, robusto, enorme -¡muchísimo fondo!-. Un tanque. Definición, empaque, graves, pegada. Buff.

Engl + Jbg: simple y efectivo.

Efectos:
Estos son un mundo: los pedales. Odio las pedaleras multiefecto. Sé que es una palabra fuerte, pero es así. Es en este mundillo de los efectos de suelo donde uno puede dar rienda suelta al g.a.s., ya que sus precios van de los 30 a los 300 € (mientras que en guitarras y amplis, queridos amigos… bueno, dejémoslo correr).
· Octavador Boss OC-2. Analógico. Da una y dos octavas por debajo de nosotros. Este en concreto es cálido, no consume pila apenas, y como todos los Boss es compacto e irrompible.
· Phaser Mxr 90. Un clásico. Increíble lo que se puede conseguir con un único control (rate).
Wah wah Dunlop Gcb 95. Otro clásico (¡y a un precio increíble!). No podría vivir sin wah, insustituible para mí. Este llevará conmigo unos 12 años y nunca ha fallado -aparte que con una pila tira meses-. Hendrix.
· Delay Boss DD-3. Delay digital. Provoca un efecto de retardo -o eco, para entendernos, aunque no sea exactamente lo mismo en términos estrictos-. Piensen en el trabajo de The Edge: ahí hay mucho delay. Suelo utilizarlo de forma muy bruta, por lo que me resulta sumamente divertido; incluso a veces abandono la guitarra y trabajo con él como si se tratase de un doo-rag (otro día hablaremos de ellos, ¡se lo aseguro!). Fue de los primeros en la línea de digitales Boss devoradores de pila: se traga una normal por ensayo, así que, recuerden comprar un alimentador si adquieren uno de estos o alguno de sus hermanillos.
· Fuzz Electro Harmonix Big Muff. Un clásico de las distorsiones guarras de aires sesenteros. Muy utilizado en el grunge (Nirvana, sí, pero sobre todo Mudhoney). Mmm…
· Overdrive Digitech Bad Monkey. Pseudo-clon del mítico Ibanez Tubescreamer (una de las claves del sonido de Stevie Ray Vaughn, por ejemplo), aunque muchísimo más barato. Buen pedal, se lo recomiendo. Yo lo utilizo para empujar la señal sobre el crunch del ampli (de la misma forma que mucha gente utiliza el ts808, el primero de los tubescreamers). Chicha buena, calentita. Y con el wah ni les cuento.

Algunos de los chiquillos. Ay...

Varios:
Afinador Korg de mano, correas de piel, púas Jim Dunlop nylon 1 mm (estas fundamentales, no podría tampoco vivir sin ellas, definen ataque, sonido, técnica…), cuello de botella (el mío de metal, es ese tubito que se ponen a veces los guitarristas en alguno de los dedos que recorren en el mástil, para luego deslizarlo, un efecto que me encanta), Ghs Fast Fret (para el cuidado de las cuerdas), aceite de limón (aunque en realidad no es aceite de limón, claro, para el cuidado del diapasón), balleta (sí, de las del polvo)… y seguro se me queda algo.
¡Esto es un mundo, señoras y señores!
(Pd: si afinan el oído, en www.myspace.com/moltisantiband pueden escuchar todos estos cacharracos en acción.)

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